|
No, el público tampoco quiere esa otra felicidad diferida a otro mundo que nos prometen las religiones sino otra, hecha de objetos tangibles, de disfrutes obvios. La muchacha es feliz porque en vez de consumirse en la árida soltería de un pueblucho se casa en la catedral de la provincia con el dueño del castillo. Y su matrimonio hace que se enfermen de envidia todas sus rivales, que no tienen más remedio que aceptar que sus maquinaciones para que tal evento no se efectuase resultaron inútiles.
— Mujer que sabe latín...
(book)
by Rosario Castellanos.
(see stats)
|